El abuso sexual infantil es un crimen terrible que resulta en graves consecuencias físicas, emocionales y psicológicas para las víctimas. Desafortunadamente, muchas víctimas enfrentan discriminación cuando buscan ayuda, lo que dificulta la recuperación y aumenta el trauma.
Uno de los mayores desafíos para las víctimas de abuso sexual infantil es la discriminación basada en la edad. Muchas víctimas son niños pequeños, lo que significa que tienen poca o ninguna capacidad para comprender lo que les está sucediendo o para comunicarse con los adultos adecuadamente. En algunos casos, los proveedores de atención médica o la policía pueden no creer que la víctima esté diciendo la verdad debido a su edad, lo que a su vez puede llevar a la falta de seguimiento necesario para procesar al perpetrador. Además, a menudo se espera que los niños sean "buenos testigos" cuando se les interroga, lo que puede llevar a la confusión y dar lugar a testimonios inexactos.
Las víctimas de abuso sexual infantil también enfrentan discriminación basada en el género. Las niñas son más propensas a ser víctimas de abuso sexual, lo que significa que a menudo se les da menos crédito si hablan de lo que les ha ocurrido. Las actitudes culturales hacia las mujeres y las niñas a menudo refuerzan la idea de que las mujeres son menos dignas de creer y menos capaces de protegerse, lo que puede perpetuar la discriminación y dificultar la recuperación de las víctimas.
Las víctimas de abuso sexual infantil de grupos minoritarios también enfrentan discriminación basada en la raza o el origen étnico. A menudo se les da menos credibilidad y se les trata peor que a las víctimas blancas. La discriminación puede ser particularmente pronunciada entre las personas de origen latino o afroamericano, quienes a menudo enfrentan prejuicios adicionales basados en sus antecedentes culturales y socioeconómicos.
La discriminación puede causar una variedad de problemas a las víctimas de abuso sexual infantil. Por ejemplo, puede causar retraumatización: cuando las víctimas se encuentran nuevamente en situaciones que les recuerdan el abuso, experimentan síntomas similares al trauma original. La discriminación puede hacer que las víctimas se sientan desvalidas, como si nadie les creyera, lo que refuerza los sentimientos de vergüenza, culpa y desesperanza que a menudo están asociados con el abuso sexual.
La discriminación también puede aumentar los niveles de estrés en las víctimas de abuso sexual infantil, lo que en última instancia puede llevar a problemas de salud mental y física. Al enfrentar discriminación mientras buscan ayuda, las víctimas pueden sentirse inseguras, asustadas o enojadas, lo que en última instancia puede afectar su recuperación.
Además, la discriminación puede hacer que las víctimas sean menos propensas a buscar ayuda. Si creen que no serán creídas o que la ayuda no será adecuada, pueden evitar hablar del abuso por completo. Esto significa que no obtendrán el tratamiento necesario para recuperarse del trauma, lo que a su vez puede afectar su salud física y mental a largo plazo.
La discriminación es un problema importante en la atención de las víctimas de abuso sexual infantil. Los proveedores de atención médica, los proveedores de servicios sociales y la policía deben abordar los prejuicios y trabajar para asegurarse de que todas las víctimas reciban el mismo nivel de atención sin importar su edad, género, raza, origen étnico u otra identidad. La discriminación solo dificulta la recuperación de las víctimas de abuso sexual infantil, y todos debemos trabajar juntos para rectificar este problema.